Quisiera ser más fuerte
que una llaga.
Hay espanto en la miseria
de quien no sueña.
El mundo pasa.
Los muertos transitan sin prisa
por sendas de ausencia.
Quiero astucias de fuego y frío
para detener en vuelo
a los mensajeros de la agonía.
Borrar las negras huellas del dolor,
escribir palabras huracanes,
limpiar la casa
avivar la llama que no cesa,
la pasión de hoy
redonda y viva.
-La boca es blanda cuando te llamo-
y el apetito curvo de nombrarte
crece
y es catarata de cielo feliz.
-Parece buena la vida desde aquí:
azúcar,
harina caliente
luna provincial,
parece buena la vida
cuando te espero-.
Esperar en la esperanza de la llegada es un sueño donde los cielos se cobren de aves que vuelan con mensajes gritando su nombre.
ResponderEliminarhay esperanza en
ResponderEliminarel que aprende a espantar miserias atreviendose a soñar.
Saludos desde Montevideo.
Me fascinó este poema,sencillamente...
ResponderEliminarbesos Marcela.