No sabían
del perfecto plan de despedirse.
Cada noche,
un agitar las palabras
un gritar en el cuarto
tramando una tela inconmovible
de reproches.
Había entre ellos
dados sin colores.
Cientos de cuentas
no pagadas por ninguno
suerte de nadie.
Una estela de desamor
rastros de la nada.
Ella, vació el armario
Ella, vació el armario
él, puños en la pared.
Una rabia premeditada
no quiso abandonar la escena.
Oliendo a pólvora
Oliendo a pólvora
el adiós.
Hola Marcela.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho como has descrito el lugar donde se rebasa el límite de lo cuerdo. Donde la abalancha de emociones se desborda y se convierte en descontrol.
EL desconcierto de la razón por un sentimiento de posesión.
Bello y trágico poema.
Un saludo
Había entre ellos
ResponderEliminardardos sin colores...
Este es el verso que me atrapa. Me encantó este triste y cotidiano poema.