Mi versión de los acontecimientos
siempre fue otra:
saber de vos no dependió de nadie,
todos cerraron las compuertas del deseo
pensando en los diques arrasados,
en las postes de luz caídos durante las tormentas,
en los árboles muertos, en los paraísos perdidos.
Pero mi versión de los acontecimientos siempre fue otra:
Saber de vos, no dependió de nadie.
Hubo velos, y vientos, y velas apagadas en cada
encuentro.
Para mi, vos eras la luz, el destello, el brillo.
Entre nosotros, nada fue fugaz
ni en las tardes más efímeras
Mi versión de los acontecimientos, siempre fue otra.
Tengo una memoria que se agita como una virgen nerviosa,
busco y busco los hilos de la trama,
y vienen tus palabras como cochecitos de colección
a ocupar los
mejores lugares de la repisa.
Me dijiste: “mañana
a la misma hora”,
Y me arrojé hacia
tus brazos como a la fogata de San Juan.
Yo te amo, me dijiste,
y no hay ayer donde no estés,
tengo en la mano un pasaje de ida,
el tiempo es un viaje que emprendemos juntos,
todo se ha vuelto del revés
y este amor es un guante de seda,
que nos acaricia entre los dedos.
bello bello
ResponderEliminarbello bello
ResponderEliminarGracias Gaby, me alegra que te haya tocado este poema.
ResponderEliminarMarcela:
ResponderEliminarEse poema es un guante de seda
(quizá rojo y negro) que acaricia
la piel de nuestra humanidad.
Beso,
Eliane