… y entonces
cantábamos salmos de ninguna religión,
yo te cerraba los
párpados para no perderme,
pero había un mar
en tu mirada,
un Atlántico
furioso y transparente
lleno de perlas
que comía de tus manos.
Yo era un barco
con velas blancas
que izabas lentamente
al caer la tarde.
Yo era un
marinero con el pecho abierto al océano,
escuchando en el
oleaje tu propio corazón.
Eran espléndidos
los peces que saltaban
de tu boca, yo
nadaba con ellos
plata pura,
piedra preciosa,
palabras pobladas
de astros.
… y había un mar
en tu mirada,
un atlántico
furioso y transparente
lleno de magias
submarinas.
El misterio del
amor crecía entre nosotros
como la Catedral
de Gaudí,
y éramos felices haciendo la vida,
cantando salmos y versos
arrodillados
uno junto al otro
como niños esperando
el momento de la
comunión.
ME TRAE TANTOS RECUERDOS!
ResponderEliminarBELLÍSIMO POEMA
P.D. ESTE 31 DE OCTUBRE TE ESPERO EN "EL HECHIZO"
;)
BESO
:x
Qué bueno que te acercó recuerdos que ya eran tuyos... el 31 estaré alli.. besos
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