La tramamericana
domingo, 15 de febrero de 2015
La chica de los confites (Diario de Lis) capítulo.
Mi vieja compró las cosas de navidad en el supermercado chino. Este mes es el más largo del calendario. Este tiempo no pasa más. Compró el árbol más feo que hay en Buenos Aires. Lo puso arriba de una maceta con pasto artificial. Todo es artificial, viene todo armado. Con flores y cosas horribles, hombrecitos de nieve, casitas con algodón en el techo. Piñas de vidrio verde. Mi vieja le puso algodón del baño como si fuese nieve. Nieve.
Ahora me acuerdo del árbol de navidad de la casa de Palermo Chico de la tía Marta… antes de Recoleta, vivía en Palermo chico, me había olvidado. Era un árbol blanco, íntegramente blanco y todas las cosas que tenía colgando eran plateadas… todas. Parecía una aparición. Un árbol fantasma y chic. Ponía paquetes de adorno, vacíos, sólo “de vista”. Ella regalaba plata. No eran regalos de paquetes. Eran sobrecitos blancos que aparecían en las manos de ella, discretos, y contundentes. Pero lo tenía olvidado.
Todo queda un poco enmarañado en mis recuerdos. Le conté a Ana que tenía problemas de memoria porque bloqueo las cosas. Lo que me molesta desaparece, pero no bloqueo el mal humor. No lo puedo bloquear porque todos a mi alrededor lo alimentan… tampoco sé tener buen humor, pero podría tener un humor… no digo estable, porque tengo un mal humor estable… pero podría tener un humor neutro. Envidiosa no soy, Ana dijo que me dio envidia el casamiento de Clarita… se equivoca conmigo muchas veces mi analista… no sé qué hacer con eso. Se equivoca muchas veces, y últimamente se equivoca casi todas las veces. No puedo tener envidia con esa boluda… uno envidia al que admira, al que valora, al que le va bien.
A Clarita un poco bien le va, pero ni la admiro ni la valoro. Por lo tanto: no le tengo envidia. Envidia le tengo a veces a Lucre, que tiene tetas como a mí me gustaría y se dan vuelta para mirarla cuando camina. Claro que yo camino poco y no tengo esas tetas y camino en un cono de sombras. Ahora que lo pienso, tampoco le tengo envidia a Lucre. Es una puta casi. Le tengo envidia a Ana, porque los analistas tienen permiso para ser jodidos y les pagan por ser jodidos y uno toca el timbre, saluda, entra se acuesta en el diván, le cuenta las cosas que le molestan, y todo eso para que el analista desarrolle su cosas jodidas con uno y con otros que hacen lo mismo y están con horarios ya marcados en la agenda.
Quiero ser psicoanalista… pero no quiero ir a la facultad de psicología, no quiero pasar ni por la puerta. Los psicólogos son buenos, se hacen los buenos. Te quieren comprender. Ahora me acuerdo de la psicóloga que me mandaron a los 13. El colegio le suplicó a mi vieja que me mande a un psicólogo porque no quería salir al recreo. Era una estúpida. El primer día que llegué me puso una caja llena de juegos de mesa, una muñeca con una bañadera, y unos cubos y un rompecabezas todo sucio y manoseado y me dijo con una sonrisa: "Venir aquí es un recreo".
Me costó un mes empezar a hablar, y cuando le conté que me daban asco mis compañeros, me dijo con la misma sonrisa de siempre.
“Pero si son igual a vos todos, cómo le vas a tener asco a los iguales?”. No quise ir más, empecé a tenerle asco a la psicóloga.
Se llamaba Astrid… puaj.
lunes, 9 de febrero de 2015
DESEOS REPRIMIDOS -LOS PACIENTES DE ANA II- en facebook "GUTIERREZ"
Miércoles 10.45
Primera Entrevista
-Hola, usted es Ana o la secretaria de Ana…
-Soy Ana, no tengo secretaria.
-Soy Gutiérrez, tenía horario con usted 10.45 hs
-Si, adelante… Gutiérrez…
-Es un apodo. Pero bien efectivo. Me llamo Martín Jaime Gutmann, pero en algunos ámbitos me llaman Gutiérrez. Me acostumbré, me distingue. Le agradezco que me haya respondido tan rápido el llamado. Estaba con urgencia de venir a encontrarme con Ud.
-Tome asiento, lo escucho.
-¿Puedo hablar de cualquier cosa?...
-Si, lo que quiera, estamos encontrándonos por primera vez.
-Me dio su teléfono José Domínguez, un paciente suyo. Me dijo: “Ana es copada, te hace doler pero te cura”. A él se lo ve cambiado. Yo necesito cambiar ya. No sé si el psicoanálisis cura, eso no lo tengo claro, pero sabía dos cosas: Una: que me quería analizar. Dos: que no fuese con un hombre. Después me pareció perfecto que me respondiera tan rápido. No sé qué contarle. Soy eyaculador precoz…
-Cuénteme lo que quiera
-Creo que es lo más importante que tengo para decir…
-¿Lo más importante o lo que más le duele?
-Estoy seguro que es lo que más me duele, créame por favor.
-Le creo Martín, puede proseguir.
-Soy homosexual. Este es un tema fuerte en mi vida. ¿Estoy yendo demasiado rápido?
-No lo sé, pero no tengo nada para decirle todavía…
-Soy gay. Dicho en cristiano: puto. Prefería no tener que presentarme así, pero mi mundo de problemas está alrededor de estas cosas. Mi vida es compleja. Tiene muchos laberintos. También muchos caminos truncos. La homosexualidad es una calle empedrada. Quizás es para mí, tanto escollo. La homosexualidad va conmigo, pero no termino de entrar. Siempre digo que lo tengo asumido, y que no es un problema para mí, pero hay cosas que me aterrorizan.
-¿Hay cosas que lo aterrorizan en su sexualidad o en su vida?
-No. Bueno, no sé. Quizás estoy exagerando, no es terror, pero tengo miedos.
-Miedos a qué cosas.
-A muchas cosas. Al futuro por ejemplo. No tengo pareja, eso sí es un problema para mí. Pero hasta que no solucione lo de la eyaculación precoz, no quiero tener pareja… … … Es muy importante para mí empezar a analizarme, pero comprenda que no es fácil para nadie empezar a hablar…. (Tos. Tos. Tos)…. Tossss….
-¿Se atragantó con algo? ¿Quiere un vaso de agua?
-(tossss…. Tossss… tosss, tos)
-Iba a decir algo, y la tos lo desvió…
-(tos, tos) Jajaja… puede ser. (tosecita)… ya se me pasa… estoy bien… dice me quería desviar la tos?
-Quizás.
-Jajaja… puede ser, usted es la que sabe de las cosas de la cabeza… pero si, puede ser. Ya me pasó… ahora estoy bien.
-¿Podemos volver al camino?
-Si, Jajaja es que me quedé pensando en José Domínguez. ¿No le va a contar que soy homosexual, no?. Él es mi abogado, pero es medio cerrado, medio homofóbico. Le tengo respeto como profesional, pero en su estudio tiene fotos de la familia por todos lados. ¿Conoce a su mujer? Es una gordita ridícula. Fea. Parezco mis hermanas hablando así. En mi casa de la infancia, chismear era el vicio más fantástico. ¿Sigue siendo paciente suyo? No me conteste si no quiere, pero debería seguir analizándose el pobre boga. Tiene una vida. No se lo ve contento. La mujer es una gordita mal vestida. Pero cambió mucho con el análisis. Antes transpiraba sin parar, se lo veía mal vestido. Ahora está más prolijo. Sonríe mas. Tiene una secretaria que es impresentable. Elige mal a las mujeres. Bueno, eso es tema de él. No me quiero salir de mi rumbo, me pasa mucho eso. Me dejo llevar por cosas que, a veces, no tienen importancia.
-Sus cosas tienen importancia. También “esas” por las que se deja llevar aunque no entienda bien por qué.
-En verdad, de mi vida entiendo muy poco. Y lo del problemita (le voy a decir así, porque eyaculación precoz es un término médico que me rompe las pelotas) me tiene mal. Sufro de este padecimiento idiota, que me domina. A lo mejor eso es el padecimiento: que me domine. Pero es idiota como tema de sufrimiento.
-Si es un padecimiento no debe ser algo idiota. Es algo que lo tiene agarrado.
-Visto así puede ser, pero “acabar antes” es idiota.
-Quizás usted se siente idiota.
-Obviamente, me siento un perfecto idiota. Cuando conozco a alguien, mejor dicho, cuando me gusta alguien, y da para intimar me pasa que acabo al toque como un pelotudo. Siento tanta intensidad cuando estoy cerca de alguien, que me sale todo mal. Resultado: o el problemita o la caída estrepitosa del imperio sexual.
-¿¿Tanto?? ¿¿Una caída de un imperio sexual??
-Quise decir que se me baja como si fuese un pibito cagado en las patas…
-Es un súbdito atemorizado del imperio… Tiene miedo…
-Si… pero no me queda claro de qué. Siempre me sentí un tipo corajudo…. ¿Parezco puto? No, ¿no?
-¿O no parece corajudo?
-Tengo miedo, eso es así. Querría tener coraje para vivir todo lo que soy.
-Parece que le importa mucho ser algo. Busca ser algo.
-Uff, eso es un tema para más adelante. Todo junto no puedo tratar, pero está genial que usted me haya pescado tanto…
-Qué lo detuvo.
-Eso de ser algo. Soy ingeniero porque mi viejo quería que fuese algo en la vida….
-Pero parece que no le alcanzó.
-No alcanza nunca nada. (tos… tos..) Debo tener algo en la garganta que me pica desde que entré…
-No precisa decir todo hoy, puede ir hablando lo que vaya apareciendo, nos vamos a seguir viendo mañana o pasado.
-Si, gracias. Ya estoy bien. No me acuerdo desde cuándo sufro del problemita. Me gustaría saber con qué tuvo que ver. Creo que este es uno de los laberintos, porque hasta los 21 años tenía novias. A veces, dos juntas. Me buscaban, no sé si me gustaban las mujeres. Pero algo siempre me gustó de ellas. La forma en la que hablan. El pelo. La voz chillona que tienen cuando exageran alguna cosa. La cara de compungidas cuando dicen que están indispuestas. ¡Qué frase, no? yo estoy indispuesto casi siempre. Casi todo me saca de juego. Me sigue gustando el pelo de las mujeres.
-Quizás le gustan algunos rasgos de las mujeres, pero no las mujeres. O quizás le gustan demasiado, también le dan miedo.
-Me encandilan las mujeres, pero no las quiero tocar. Con ellas no me pasaba el problemita, al contrario, Miriam Fridman, mi última novia, era frígida. Me decía: “Con vos voy a poder tener orgasmo… tardas tanto que creo que voy a poder”… pero la dejé rápido también, porque me enamoré de su hermano, Sergio.
-….
-¿Le asombra?
-A usted parece que si.
-Un poco sí. Al principio, el pibe me daba miedo. Yo estaba con la hermana, y ella era morocha de pelo larguísimo. Linda piba, pero fría y tonta. Yo estaba medio desganado, pero era mi novia, y se me paraba bien. Le cumplía a ella y a mis padres que querían que noviara con la hija de los Fridman. Sergio era el hermano menor de Miriam. Ahí se complicó todo. Me seducía todo el tiempo, y cuando me le animé, el boludo me pidió que siga la relación con Miriam, porque si la cortaba se iba a enterar toda la familia de su … …
- De su…
-Muchas cosas no dichas. En esa época todo era así. Todo quedaba cortado por la mitad. No dicho, no hecho. Ahí fue todo raro. Yo no lo quería perder, y seguí y seguí. El pibe era más vivo que yo. Llegué a pensar que él se calentaba con la hermana, y fantaseaba que yo me la cojiera. Todo muy rebuscado, muy perverso. Yo estaba tan maravillado de relacionarme con un hombre que no me importaba la farsa. Entraba en esa casa y me deseaban todos. Cada uno por distintas causas. Estuvimos juntos 4 meses sin que nadie se diese cuenta…
-Todos lo deseaban… ¿cómo es eso?
-Todos se ponían contentos cuando yo llegaba. Los padres me miraban con buena cara: “ojalá la nena enganche al pibe Gutmann”. Sergio me esperaba con la pija parada desde media hora antes. Y Miriam era tan fría -la hija de puta-, que le encantaba tener un novio que fuera todos los días a verla, y no la “molestara más”. Se había olvidado que quería tener orgasmo. Su orgasmo era decirle a las pibas de la cole que tenía novio. Además me empujaba a ir a ver la tele con el hermano. Le parecía que yo era “familiero”. Y yo sólo quería estar con Sergio. Nada dura para siempre ¿no?
-Antes se quejaba de lo que “se termina”.
-Tengo que contarle detalles. Un día Miriam nos pescó in fraganti. Estábamos en el cuarto del pibe, con la tele prendida en un canal de fútbol que jamás mirábamos. Yo me hacía la paja adelante del televisor. Él también, pero sentado en un sillón reclinable. Me miraba. Esa era la sexualidad con él. Hay muchos detalles que no me puedo olvidar. Era así la mano. Perdón por la franqueza…
-…
-… ¿No me quiere preguntar nada?…
-Estaba hablando de cómo venía la mano.
-Se me fue la mano con lo que le conté. Prefiero seguir con lo que estaba diciendo. El problemita apareció después. No sé bien cuándo. Creo que empezó con Horacio, teníamos 25 años. Fue quien me empezó a llamar “Gutiérrez”. Era un compañero de la facultad de ingeniería. Empecé a salir con él antes de recibirnos. Era lindo y turro, o era tan turro que me parecía lindo. Era racista. Creo que no me molestaba que fuera “casi nazi”.
-Pero usted es judío, cómo es que no le molestaba que fuese “casi nazi”
-Nunca lo entendí, quizás en este análisis lo podamos descular. ¿Tengo tiempo todavía?
-Si, puede continuar.
-Le sigo contando. En esa época tenía miedo que se dieran cuenta que era gay, pero se me escapaban gestos o mi estilo distinguido de ese momento sonaba a gay. Horacio era un compañero de facultad. Un tipo grandote, musculoso, hacía alarde de ser “macho”. Yo lo miraba y me derretía. Un día me tocó el culo en el baño. En este caso no le quiero contar los detalles. Me tocó el culo y me dijo: “Si no fueses rusito, a vos te daba hace rato”. Creí que me caía, se me aflojaron las piernas. Quería desafiarlo, pero no sabía cómo. Soy un boludo.
-Por qué lo dice?
-Soy un boludo. Me di vuelta y le dije: Yo soy un macho, no soy rusito… Se empezó a reír y me dijo: “sos rusito y de macho tenés poco” y me puso un beso. Yo me calenté del odio, y el pibe me cojió. Fue la primera vez. Siempre hay una primera vez y esa fue muy marcante para mí. Me decía: “A partir de ahora, sos mi putito Gutiérrez. Dejá el Gutmann de tu viejo para el diploma de Ingeniero….
-Y se recibió de Ingeniero, y se hace llamar Gutiérrez todavía.
-Y soy un gay hecho y derecho. Soy bastante torcido, el problemita al ingeniero lo tiene para atrás. Yo como Gutiérrez me banco todo, pero el Ingeniero Gutmann no se banca ninguna… El llamado telefónico para pedirle una entrevista fue de Gutiérrez. Aquí no sé quién soy.
-Ah, Gutiérrez es el banca-todo y el ingeniero Gutmann el insatisfecho, el temeroso.
-Algo así, el ingeniero es el miedoso.
-Estamos llegando a su horario… ¿le parece bien que nos veamos otra vez mañana?
-Si, por favor, no aguanto hasta la semana que viene….¿puedo decir algo más?
-Digame
-Estuve muy nervioso en esta sesión. Como haciendo un personaje que no soy yo. Siento que dije todas tonterías. Creo que no pude mostrar nada de mí. Me voy un poco mal.
-¿Puede volver mañana jueves 17.30?
-Si si… ya terminamos… gracias.
sábado, 25 de octubre de 2014
jueves, 12 de junio de 2014
poemita de otoño
Todos vamos a ser moscas
mosquitos
arañitas de galpón.
Todos vamos a ser hilachas
pelusas cretinas
comidas por polillas.
Todos vamos a ser
cáscaras de mandarinas
caidas del platito.
Vos sos siempre una semillita por germinar.
jueves, 5 de junio de 2014
Es una historia muy breve.
Era domingo, y no podía dudar de eso
Era un día muerto a la luz
Y los contornos de la pesadilla
eran tajos hondos de alquitrán.
Era domingo y no podía dudar de eso,
Sólo la noche no salía del letargo.
Era un día de esos que nadie vive bien
Las mujeres sufrían los dolores necesarios
Y los hombres tenían los ojos secos de la obra.
Era un día de familia, todos estaban desde antes
Alrededor de una mesa de domingo
Tendida como un sepulcro en la mañana,
Era domingo y no podía dudar de eso.
Pero tanto silencio, tanto llorar por todo
Tanto cantar por nadie.
Es una historia muy muy breve,
Y era domingo, y nadie lo dudaba.
Cuando el alma se ausenta, el silencio y el desamor
aportan brevedad a la vida,
amplian la muerte
aunque sea domingo
aunque nadie dude de eso.
martes, 13 de mayo de 2014
martes, 6 de mayo de 2014
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