martes, 23 de junio de 2009

A los hijos






Yo fui un ejercito de hombres cobardes
cualquier sueño me sojuzgaba,
si tropezaba con una piedra
siempre caía,
cualquier grito llamaba al silencio.
Yo fui una legión de vagabundos,
un éxodo de cortezas.
Respirar era urdir en la pereza
las tramas delicadas de la muerte.
Fui un hombre impulsivo y cruel,
rompía a sablazos las palabras,
esparcía hielo en mi camino,
vidrios,
crímenes sin ningún arte.
Antes de ser mujer
era un desconocido,
un hombre árido
encadenado y disperso
en las quijadas del tiempo.


Hace mucho que he partido
y el océano siempre es mar adentro,
no puedo escapar de este papel
que tiembla con mi nombre.
Acaso me esperarán del otro lado?
Dirán de mí que los quería?
Giro en torno a mi destino
todo me ata y todo me libera,
y la naturaleza hace su labor,
soy vuestra madre.

Sépanlo.

6 comentarios:

  1. Me gusta tanto este poema... Le pone nombre a tantas cosas... Me quedé en un suspiro sostenido. Gracias.

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  2. Profundo... Marcela te he visto en mi blog. Saludos y un abrazo fuerte desde Puerto Rico.

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  3. Saludos Marcela... Profundo el poema... Interesante tu blog. Un abrazo caluroso desde Puerto Rico.

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  4. Marcela, un gran poema qe encierra muchas cosas, profundo y me ha gustado mucho. Todo me ata y todo me libera.

    Saludos de un cubano en México

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  5. un gran poema, me ha gustado mucho, muy profundo

    saludos desde méxico
    Mirache

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  6. Y además poeta....esto es demasiado...empiezo a tenerte envidia y odio al mismo tiempo...y encima tienes cara de inteligente...esto es insoportable...esta tarde tomo una decisión...aunque sea con ginebra....un abrazo desde Zuhaitz-Ondoan de azpeitia

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