lunes, 22 de junio de 2009



La mañana se perfora
por la simple espesura
que va de la puerta al infinito,
exhumando el sol.

¿Qué altura tiene el miedo
cuando amanece otro miércoles de abril
y todo está en penumbras?

No se trata de seguir con ésto,
pero
la penumbra del cuarto
la penumbra de la calle
las nubes cayendo
la ausencia de lluvia,
y la altura del miedo se mide en la noche,
se trata de seguir...

Hay un volcán en mi memoria
cálido y humeante,
pero en la penumbra
son cavernas estériles todos los recuerdos.

El porvenir se lame
la espalda con lentitud
y me empuja a un prólogo más,
¿de qué cópula ha nacido esta amenaza?


Esa es la tiniebla de los días,
una exigua sombra de muerte,
un panal de pesadillas inciertas
imaginando la soledad del cielo.

Un prólogo más,
digo en silencio para escucharme,
un coágulo de tiempo,
un rubí fulgurante para guiar el éxodo nocturno.
Y sin vacilar, nos abrazamos
y somos cómplices de esta travesía.
Los anillos que no tenemos
ciñen nuestras manos
hasta la caricia siguiente
hasta el abrazo siguiente
que espera detrás de todas las puertas
que van del miedo
al infinito,
como un largo
trayecto de anhelos y
presagios
que no desisten.

4 comentarios:

  1. Así hay que hacer... no desistir. Me encantó ese final "como un largo
    trayecto de anhelos y
    presagios
    que no desisten"
    enhorabuena
    MIRACHE

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  2. sigo metiéndome en un mundo fascinante de palabras que me sacuden y me dan ganas de mas.
    saludos.

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  3. este verso QUE ALTURA TIENE EL MIEDO
    es muy bueno, muy afortunado
    despues en todo el poema tratas de resolver esto
    me gustan muchos versos independiente del poema en si
    es muy grato leerte
    saludos

    un beso

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  4. Un poema hecho con vibrantes fulgores, eriza la piel de las letras. Hermoso!

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