jueves, 28 de mayo de 2009

Preguntando a Blas Alberti en 1995... ultima parte


M.—Pero, dentro de las mismas sociedades también hay distintos planos para pensar la normalidad, la locura...
A.—Obviamente, porque hay en una misma sociedad, distintos registros, distintas formas de escrituras, porque las sociedades no son homogéneas, y menos la sociedad urbano-occidental del tipo liberal capitalista, que es una sociedad que ha mezclado los oficios, las técnicas, las comunicaciones, ha mezclado diversos suelos, geológicamente hablando, diversos pisos conceptuales, y aún en ese mismo lugar, hay quienes se rebelan ante un patrón único, de esa razón, y hurgan por los senderos de la metáfora. Yo creo que el único trabajo humano que tiene las propiedades del trabajo tal, como es que se da en las sociedades no individualistas, no mercantilistas es el arte. En el arte el hombre crea su objeto a partir de su sujeto, lo pone afuera como objeto mío, y siente el goce que, le proporciona haberlo hecho, haberlo concluido, ese objeto es un objeto mío, ahí no se da el proceso de alienación tan crudamente como se da en el caso del obrero manual, en donde él forma parte de una unidad mayor que él, de una comunidad fantasmática, comunidad sin eticidad. En el caso del artista en cambio, el artista pisa permanentemente el suelo de la ética, no puede de ninguna manera hacer algo, si no está convencido de lo que hace, si no quiere a lo que hace, si no es capaz de dar una vida por lo que hace, y ese es el efecto que produce el arte en los demás, ese efecto extraordinario de re-producción, de re-interpretación, de re-escritura del objeto artístico.

M.—El artista transita la vida creyendo en la ficción.
A.—Todo ser humano en cualquier lugar que esté, cree en la ficción, cree en el mundo en que vive, la creencia es indisociable de la condición humana, el afirmar que uno está en el lugar de la certeza es una creencia, hay quienes discutirían esto. En el artista esta forma de la creencia en lo ficcional ocupa un lugar fundamental, de lo contrario no podría crear; quien en nuestro país ha trabajado maravillosamente esta materia es Jorge Luis Borges, él nos dice que no hay principio, que hay huella, en la fundación mitológica de Buenos Aires, que puede haber empezado en La Boca, o en Palermo… porque el tiempo, dice Borges, es conversar con el pasado ilusorio, ... «la tarde se había ahondado en ayeres, sólo faltó una cosa a la vereda de enfrente ... », es decir que ahí la temporalidad adquiere el único modo de lectura de la temporalidad humana, psicológica; ahí está puesta también lo incoercible de la finitud, todas las ficciones que Borges produjo en su libro «Ficciones», yo soy un admirador profundo de Borges, siempre recurro a él, a mí me enseña algunas cosas de la vida… y su repercusión en el mundo, nos habla bien a las claras que ha dado letra Foucault, a Lacan, a Derrida…

M.—Le ha dado letra a la letra...
A.—Claro, claro... le ha dado letra a la letra...

M.—Pero ¿es Borges o su escritura?
A.—Borges pareciera ser que refleja el modelo más ficcional de lo que es el autor y su obra, porque él mismo, su cuerpo mismo, su rostro, esos ojos perdidos nos dan la sensación de que está en posesión, poseído por algo, es la posesión que tanto ha trabajado la mística religiosa, en la religión cristiana como en la judaica, la cabalística… y Borges entiende luminosamente eso… en el Golem, muestra esta pertinaz búsqueda del nombre de Dios desde el principio, de la palabra plena, de la que habla el psicoanálisis, que es el juego con lo real a través de la escritura, por eso el Rabino de Praga construye ese muñeco al que le pone Golem, pensando que ya con esas palabras ha resuelto el problema del ser. Ya que hablamos del tema de ser, de la metafísica, y sin ser yo un filósofo, me parece como una contribución muy importante a la comprensión de esta nueva dimensión antropológica de la vida en un sentido amplio, vasto, el aporte de Heidegger, acerca de la pregunta por el que pregunta, la pregunta del ser. Y que solamente la darse en esta cultura, porque yo creo como antropólogo, en mi función, también, tratar de explicar cuáles son los contextos socio-culturales, lleva a la misma pregunta, ya lo dijo Marx, el hombre se pregunta o se promete, o se propone las tareas que tiene como posibilidad y, en todas las sociedades anteriores, desde los griegos hasta ahora, en esa construcción de ese Occidente que también es construído, donde la Iglesia forma parte de Occidente, no es necesario de dónde viene, Grecia viene del Oriente, en su historia. La pregunta por el ser, por el ser que pregunta por el ser, de alguna manera no se plantea nunca porque siempre está ese suelo ético que determina la condición del ser, es una pre-condición, «tengo porque soy»… es la sociedad del «soy porque tengo», y esta sociedad se plantea el tema del sujeto, del individuo más allá que Heidegger haya leído o no leído, acordado o no acordado con la perspectiva del Psicoanálisis…

1 comentario:

  1. Hola Marcela:Paso por aqui para darte las gracias por tu visita a mi blog,y agradecer tambièn tus palabras.
    Al ver aqui hablar de Borges, me recuerda una frase que siempre me acompaña:"He cometido el peor de los errores que un hombre puede cometer:No he sido feliz".Borges muriò aqui en Suiza en Ginebra.Un abrazo.Azucena.

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