jueves, 14 de mayo de 2009

Algo del deseo



“...el deseo es quien programa los grandes triunfos
o los más horribles fracasos en plena sombra.”
Miguel Oscar Menassa


El concepto de deseo viene ligado a la historia, tanto del psicoanálisis, como a la historia de sus deseos que el sujeto emprende al comenzar su psicoanálisis.
Así, articula el deseo con el lenguaje, descubriendo su regla de interpretación: la asociación libre, que da acceso a ese saber inconsciente a través del cual se puede leer el deseo de un sujeto.
El deseo que desde la infancia no deja de insistir y determina, sin que él lo sepa, el destino del sujeto, es producido por la interpretación.
¿De qué naturaleza es ese deseo?
El sueño «de la bella carnicera» es un sueño en el que aparece el salmón, plato predilecto de su amiga, la bella dice que le dice al marido, quien siempre quiere complacerla, que no le compre caviar, es decir que no satisfaga su deseo de caviar, después de habérselo pedido.
Freud interpreta estas palabras como deseo de tener un deseo insatisfecho. Escucha el significante «caviar» como metáfora del deseo. Hablaremos de la existencia mítica de una primera experiencia de satisfacción, que deja un rastro en el sujeto que lo pone en la búsqueda permanente de lo que nunca va a poder hallar. Porque aquel perfume, aquel aroma de la primera vez, ya no se encuentra jamás, ya pasó un instante de tiempo y eso modifica en poco o en mucho a la próxima experiencia, mostrando la imposibilidad de lo igual, y la aceptación de la diferencia.
El deseo es quien inicia la búsqueda interminable de ese oscuro objeto perdido.
Freud dice que un hombre muere, cuando su deseo se extingue, dice, el hombre muere cuando su sujeto psíquico ha dejado de desear.

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