Sesión No Velada: Marcos

Hola Ana.

Le mando este email a la madrugada, porque sé que en unas horas debo ir a mi sesión de psicoanálisis y sé que no podré si no escribo esto antes… me siento frágil… tampoco sé si podré ir después de este email, pero confío en que usted me lea y algo pueda cambiar en mi vida… Cómo decir lo que uno siente y resiente y después tener que ir a trabajar como todos los días, como si lo que pensara no tuviese entidad, ni fuerza…hace años una gitana me dijo: Ud. será feliz… no me ha adivinado la fortuna… me siento un hombre desgraciado... Hace días quiero escribirle, pero no encontraba ninguna razón que me justificara estas líneas desordenadas, sólo quería hacerlo... imagino que usted me preguntaría: ¿por qué precisa de razones para hablar en su análisis?.. Ana, yo todavía no sé hablar de otra manera.

Hace días que el miedo a tener un accidente y morir, se ha ido transformando en ganas de matarme: dejarme caer por las ventanas de mi oficina, arrojarme al río en la Costanera Sur, pero no he conseguido todavía una buena razón para hacerlo, y estoy seguro que no lo hice por eso.... y todo parece una paradoja… porque tengo razones para vivir bien y para cuidar a mi mujer y a mis hijos. Tengo razones para no matarme... pero esa idea no sale de mi cabeza.... ¿matarme por qué? ¿Para qué? Y hasta me parece absurdo lo que me pregunto. Ayer, mi mujer me dijo que está embarazada... es una alegría, hace mucho que pensábamos en tener otro hijo, tenemos un buen pasar económico, nuestras familias son numerosas, otra vez dando razones, y razones... y todo me hace ver que estoy atrapado en un laberinto. Nos vemos el viernes, no te asustes, no me voy a matar... creo que no... Pero quería que alguien más que yo, lo supiera.

Gracias por leerme.

Marcos A.P