domingo, 19 de julio de 2009

Sesión No Velada: Alfredo



Timbre.

- Adelante, puede comenzar, lo escucho

- Estoy atormentado. Hay días que no sé quién soy. Todo me lastima, hasta el aire de las palabras que alguien pronuncia cerca de mí o las nunca pronunciará.
¿Puedo contarte algo de lo que nunca hablé?

-Puede hablar de lo que quiera.

- Hay cosas que no sé si tienen pies o cabeza.... cuando conocí a Elisa, acababa de morir mi hermano y yo no tenía ganas de nada. Ella insistió en acompañarme en ese tiempo de dolor y yo acepté. Me tocaba el alma que alguien quisiera estar cerca mío, cuando ni yo sabía que era estar cerca o lejos de las cosas Nada había quedado en pie... otra vez pie... una muerte así, al lado mío, tan cerca, tan carnal y descarnada a la vez... pero ella se mantenía ahí. A veces nos queríamos. A veces sólo ella era capaz de querer. Yo estaba desalmado. Me quedé sin alma, triste y malo, sin pensar que no sólo a mi me pasaba el dolor. Pero ella quería estar ahí a mi lado como si le alcanzara. Porqué? Ahora me lo pregunto, en aquel momento ni una pregunta sobre los otros vivos me venía a la cabeza.... cabeza, pies... hoy me quedé sin palabras y justo hoy quiero hablar

- Lo sigo escuchando, puede hablar lo que quiera.
.
- Hoy ella me dijo que quería otro lugar a mi lado y no sé cómo dar un lugar. Todo este tiempo ella me hizo sentir el cuerpo del otro vivo, sano, compañera, compañero del cuerpo, como un hermano, como aquel que dice: todavía hay tiempo, hay aire, hay sueño.

- Quizás esta relación con Elisa tuvo algo de un sueño para Ud. Algo que todavía no llego a hacerse una realidad.

- Hoy escuché en sus palabra que ya no habrá tiempo, que el calor humano se enfriará, pero no por la muerte sino por alguna distancia que como en el colegio, no sabré calcular.

- Otra muerte?.

- Mi hermano murió y yo quedé vivo… justo yo! el menos digno de los dos. Desde que murió siento que una guillotina le cortó la cabeza al futuro.... la cabeza, los pies. A veces me siento a punto de morir o vivir una vida sin ninguna vida. Tengo que poner todo en las arcas de una nueva ilusión o moriré en poco tiempo. Querría decirle a Elisa: “Estas libre, libre de aquella frase “te acompaño”, estas libre de mí. Me lo diste todo. Ya lo sé, y lo recordaré para siempre, y quizás hasta lo tome todo lo que me diste, y me lo beba.”

- Y por qué no se lo dice? O me está diciendo a mí que ya puedo olvidarme de las frases de sus primeras sesiones, y empezar a escuchar de otras cosas?? Quizás el que quiere estar libre es usted mismo.

- No lo había pensado así, pero algo se alivió al escucharla. Libre de una muerte.

- Pero no de la suya.

- Claro, de mi muerte no estoy libre, puedo liberarme de la muerte de Leonardo que me viene atormentando desde hace dos años. Ana querría decir algo más? Tengo tiempo todavía?

- Si, toda la vida... pero la sesión termina aquí, nos vemos mañana.

- Gracias.

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