lunes, 17 de octubre de 2011


Atlántico


… y entonces cantábamos salmos de ninguna religión,
yo te cerraba los párpados para no perderme,
pero había un mar en tu mirada,
un Atlántico furioso y transparente
lleno de perlas que comía de tus manos.

Yo era un barco con velas blancas
que izabas lentamente al caer la tarde.
Yo era un marinero con el pecho abierto al océano,
escuchando en el oleaje tu propio corazón.

Eran espléndidos los peces que saltaban
de tu boca, yo nadaba con ellos
plata pura,
piedra preciosa,
palabras pobladas de astros.

… y había un mar en tu mirada,
un atlántico furioso y transparente
lleno de magias submarinas.

El misterio del amor crecía entre nosotros
como la Catedral de Gaudí,
y  éramos felices haciendo la vida,
cantando  salmos y versos
arrodillados  
uno junto al otro
como niños esperando
el momento de la comunión.

2 comentarios:

  1. ME TRAE TANTOS RECUERDOS!
    BELLÍSIMO POEMA

    P.D. ESTE 31 DE OCTUBRE TE ESPERO EN "EL HECHIZO"
    ;)
    BESO
    :x

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  2. Qué bueno que te acercó recuerdos que ya eran tuyos... el 31 estaré alli.. besos

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