jueves, 16 de septiembre de 2010

hoy no puedo ir


Querida Ana:

A qué no sabés quién no va a la sesión hoy?
Adivinaste. Tengo un día complicadísimo y cómo me ofreciste la posibilidad de escribirte, ahí va:

Estoy sentada en el borde de mi cama, con la notebook sobre las rodillas y comiendo un yogurt.
(buena chica)
Hace una hora apagué un cigarrillo (el primero de la mañana, el último de mi vida. No voy a fumar más).
Vos te preguntarás porqué, si tanto insistí que no iba a dejar de fumar pese a los "mala onda" que me miran raro y que apantallan cerquita de mi cara.

Ayer me dí cuenta de algo.

Estaba escribiendo en la computadora fumando, sintiéndome libre como las volutas de humo, y de pronto se cae la ceniza afuera del cenicero. (voluta-boluda... qué parecido no?)
Me dí cuenta. La busqué. Corrí la cpu, levanté las pantuflas. Nada. Pensé: "está por la alfombra, mañana paso la aspiradora". Y seguí escribiendo y me olvidé.

Después me fui a acostar, me tomé mi té de naranjas (hecho por mi, cascarita por cascarita), y me dormí y soñé algo incoherente:
"Estaba en Córdoba. Entraba en la Biblioteca y pedía un libro, creo que era de terror, (insólito, nunca leí un libro de terror). Yo me daba cuenta del absurdo, qué hago en una Biblioteca en Córdoba pidiendo un libro de terror."

Sabés con qué lo asocié... cuando algo es malo, yo (qué exagero todo hasta la exageración) digo: es de terror.
Y hoy a la mañana tuve una experiencia de terror.
Me levanté con mi pijama blanco inmaculado. Fui a la cocina a hacer mi desayuno. (panes tostados, mantequita, miel) y prendí un cigarrillo sintiéndome mal, (como si lo hubiese prendido en honor a algo. Pero sin estar de acuerdo con ese homenaje) y en desacuerdo con la agenda del día: a las 18 me encuentro con Hernán para devolverle la plata que me prestó. (qué rabia, no le quería devolver nada).

Fui al baño a lavarme la cara y los dientes y vi en el espejo, que la ceniza perdida de la noche estaba en mi pijama.
Dormí con la ceniza.
Me acordé de mi abuela. Cuando murió mi abuelo Hilario, lo cremaron, y ella tenía en la mesa de luz, una caja de madera con las cenizas de él. Y siempre me decía: Antes dormía al lado de él y ahora al lado de sus cenizas.
Dormí con mi ceniza?
¿Algo vivo y algo muerto mío durmiendo conmigo mientras yo vivía un sueño?

Entonces, como no puedo no volver a dormir esta noche. Y como no puedo tener un insomnio permanente para no asustarme al despertar. Decidí dejar de fumar.
Ya sé que igual alguna ceniza mía por ahí voy a dejar. Pero bueno, espero no verlas por ahora. Voy a comer otro yogurt, es una manera de volver a lo inmaculado.

Qué me contestarás a todo este delirio???
besooooooooooo
Vanesa

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