Entremeses psicoanalíticos: la analista tiene sus cuestiones

Alguna vez todos tuvimos una ballena blanca en el arpón.

Te acordás de esa frase? Años olvidada y de pronto, hoy a las 5 de la mañana me despierta con toda insolencia.

Y no creas que no intenté disipar de alguna manera esa juntura de sentido. Pero no hubo razón que me amparara… ya te lo dije hace unos días, las razones últimamente vienen débiles y ninguna sirve para lo que tenía dispuesto.

Se presentaron así, esas palabras uniditas queriendo alcanzar otros sonidos… qué desmedida ambición tienen algunas frases.

Vuelvo a recordar escenas de la noche o de la tarde o de todo el día anterior y no hay ballenas blancas a la vista.

Si estuvieses aquí escuchándome es probable que me preguntaras por el arpón, ya sé, y hasta es probable que yo (para disipar tus estocadas) te dijese… arpón… arpón… arpa querrás decir.

Y vos te reirías.

Pero yo insistiría: Arpa querrás decir. Porque hace días que escucho una música, camino con una música, amo y hostigo a mis cosas con una música…. no sabría decirte, pero insistiría con el arpa, y te contaría de aquella chica paraguaya que me regaló una pequeña llave de bronce para afinar arpas… y ante mi sorpresa, ella me dijo: “mis padres le regalaron a un mendigo, el arpa que tenía desde chica… lo único que conservaba… después me di cuenta que también tenía esta llavecita. Ahora te la dejo aquí, en tu casa… ya volveré en un tiempo a buscarla.” Y se fue.

Y ahora yo tengo esta llavecita y la palabra arpa para decirte cuando querés que te hable del arpón y yo me niego.

Alguna vez todos tuvimos una ballena blanca en el arpón.

Me creerías si te dijese que alguna verdad hay?