lunes, 2 de marzo de 2009

Leyendo a Lacan


Asumir la imagen de mi cuerpo en el espejo es transformarse, pero ese movimiento se realiza en brazos del lenguaje, en brazos del Otro.
Yo me encuentro con otro, mi imagen en el espejo, pero es mirando al Otro, podemos decir que en un sólo movimiento ya están esos dos lugares, aunque todavía no me pertenecen.
Somos sujetos de la mirada, pero al castranos nos hacemos del significante, y entra la cultura en nosotros, todos los circulantes van a llegar a través de la castración fálica, en esta operación se instala la función significante, donde no hay significante aislado, todos los significantes están en relación.
Esto acontece por estar en la función fálica, todos estos significantes funcionan.
La realidad va a ser como un vidrio donde están las imágenes pulsionales, las imágenes producidas por la pulsión oral, anal, genital, y los objeto que libidinizo.
Es porque he hecho tal objeto deseable que es deseable.
No existe un objeto que sea armónico a mi deseo, es mi libido que lo hace interesante, deseable, no es que haya cosas interesantes en el mundo, lo que genera ese interés es mi libido, lo que cohesiona y nos relaciona con el mundo es la libido.

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