
jueves, 5 de junio de 2014
Es una historia muy breve.
Era domingo, y no podía dudar de eso
Era un día muerto a la luz
Y los contornos de la pesadilla
eran tajos hondos de alquitrán.
Era domingo y no podía dudar de eso,
Sólo la noche no salía del letargo.
Era un día de esos que nadie vive bien
Las mujeres sufrían los dolores necesarios
Y los hombres tenían los ojos secos de la obra.
Era un día de familia, todos estaban desde antes
Alrededor de una mesa de domingo
Tendida como un sepulcro en la mañana,
Era domingo y no podía dudar de eso.
Pero tanto silencio, tanto llorar por todo
Tanto cantar por nadie.
Es una historia muy muy breve,
Y era domingo, y nadie lo dudaba.
Cuando el alma se ausenta, el silencio y el desamor
aportan brevedad a la vida,
amplian la muerte
aunque sea domingo
aunque nadie dude de eso.

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