lunes, 1 de noviembre de 2010

II Sesión No Velada: Ernesto



Timbre

-Hola Ana, qué lindo día hoy… está llegando la primavera… y yo haciéndome el pelotudo.

-Ah… empezamos ya? Adelante, lo escucho.

-Si, entiendo, quiero decir todo junto. Qué lindo día y qué mal me siento. Qué contrasentido. Bueno, mejor digo lo que me pasa y me dejo de dar vueltas. Otra pelea con Elena hoy a la mañana. El fin de semana casi no nos hablamos. Estoy dispuesto a separarme, no sé ni cómo hablar de eso con ella. La semana pasada le dije que no daba más… y ella se hizo la que no entendía.

-Y por qué cree que ella debería entender qué contiene su “no doy más”?

-Porque me parece evidente que es con ella que no doy más.

-O que no le quiere dar más y hace rato no le está dando más.

-De esa manera no se me había ocurrido. Yo lo pensé como haber perdido fuerzas, o como no querer poner más energía en la relación con ella. Pero también debe ser que no le doy más nada.

-No le quiere dar ni una frase que ella entienda que usted se quiere separar.

-Ayer pensé que me separaría totalmente contento si mi hijo viene a vivir conmigo. Santiago ya tiene 15, puede elegir, podemos llevarnos bien. Ella está siempre molesta con todo, en cuanto le diga que me quiero ir, que me quiero separar de ella me va a decir que me voy a desentender de Santi, y que no le voy a dar la bola que el necesita, me va a reprochar esas cosas que me dice siempre. … No la aguanto.

-Ernesto, si Santiago va a vivir con usted, también es algo que debería hablar con Elena: que se va a separar de ella, que le gustaría que Santiago viviese con usted. Son cosas para decir. O cree que Elena está tan unida a usted que le lee el pensamiento?

-Me resulta más fácil separarme, que hablar con ella de cualquier cosa. Hasta cuando quería decirle que me gustaba, que me parecía una mujer linda (de esto hace mucho), sabe que no se lo podía decir?. Me inhibía. Siempre me inhibió. Debe ser por eso que ella cree que me hace favores sexuales, porque no le pone el alma a nada y yo hasta ahora no le reproché nada.

-Y usted a qué le pone el alma?

-uh. miré que es bruja eh!... perdón por decirle bruja, pero a veces es bruja.

-A qué se refiere?

-Que me deja sin poder defenderme, tiene poderes conmigo…

-Quizás hay poderes, como usted “los llama”, que no son de las brujas, que son de su propio análisis. Hasta usted podría tener otro poder con sus palabras, si se deja tocar por esto que estamos analizando. Esa inhibición que siente frente a Elena, es significativa, porque le dá a ella el poder de paralizarlo. “Con ella no se puede hablar”.

-Le prometo que no le digo más bruja, pero no me diga que no es de bruja esto que me está diciendo?-

-Continuamos la próxima.

-Vio que tengo razón!

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