martes, 12 de octubre de 2010

Sesión escrita de Marcos A.P



Hola Ana:
Le escribo mi sesión en plena madrugada, pensando que a las 8 la llamaré para pedirle que me dé un horario y poder hablar con usted, contarle mis miedos... esos que me están tomando la vida.


Me siento frágil. Pero confío en que me lea (me escuche) y algo pueda cambiar en mi vida.

Debería estar acostado en el diván para decir esto.

Hace muchos años una gitana me dijo: Ud. será feliz. Pero no me adivinó la fortuna, conmigo se equivocó. Las líneas de mi mano estaban borrosas o desviadas o seguramente me tuvo lástima y me mintió, como las gitanas saben.

Me siento un hombre desgraciado. El dinero no hace la felicidad, en mi caso no, ni en mi mano o mi bolsillo alguien puede ver la felicidad, ni en mis ojos, ni en mi futuro.

Hace días quiero escribirle. Poder sentarme y dejar que las palabras vayan apareciendo a su manera. No forzar nada, equivocarme y no sentir culpa amenazadora por eso.

No encontraba una razón para escribirle nuevamente, esta semana, y sé que preguntaría: ¿por qué precisa de razones para hablar en su análisis?... Ana, yo todavía no sé hablar de otra manera.

Hace días que el miedo a tener un accidente y morir, se ha ido transformando en ganas de matarme: dejarme caer por las ventanas de mi oficina, arrojarme al río en la Costanera Sur, o tomar veneno para ratas (a veces soy una rata asustada), pero todavía no tengo una buena razón para hacerlo. Estoy seguro que no lo hice por eso.


Mi vida es una paradoja absurda. Yo tengo muchas razones para vivir bien y para cuidar a mi mujer y a mis hijos. Tengo muchas razones para no matarme... pero esa idea no sale de mi cabeza....

¿Matarme? ¿Para qué? Y hasta me parece absurdo lo que me pregunto.


Ayer, mi mujer me dijo que está embarazada. Estoy contento con eso... Es todo una paradoja en mi cabeza... no me aguanto a mí mismo.

Hace mucho que queríamos tener otro hijo. Los dos venimos de familias muy numerosas, tenemos un buen pasar económico. Otra vez yo, dando razones, y razones.

Soy un loco adentro de un laberinto sin salida ni entrada. Soy un toro acobardado frente a un torero paralítico.


Uff... qué frase horrenda que puse... me acordé de mi viejo en la silla de ruedas dándo órdenes a las mucamas, como si fuese aquél hombre poderoso de los 50 años mandando a los empleados a cumplir con los horarios... torero paralítico...

La puta madre que me parió...

Ya sé... ahora me metí con mi madre!!!

Eso soy, hijo de padre paralítico y madre puta!

Ese es un laberinto.

Bueno... me voy a dormir. En unas horas te llamo para pedir otro horario....

Un beso...
Gracias por leerme.
Marcos A.P

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