miércoles, 27 de octubre de 2010

Murió Néstor Kirchner


La trama Americana de duelo:: Fuerza Cristina!


Un hombre se muere menos si otro hombre lo nombra

(Miguel Oscar Menassa)

lunes, 25 de octubre de 2010

Sesión No Velada: Ernesto


Timbre
-Buenos días Ana… se dio cuenta que el cielo se está por caer o sólo escucha a los pacientes y ni mira por la ventana?

-Buenos días… vamos a ver con qué tormenta vino hoy!

-Está bien, mejor empiezo a hablar y no doy más vueltas. Estoy medio chiflado… me chifla el moño, estoy a punto de morder a alguien.

-Le aseguro que no me dejaré morder. Si entiende eso puede hablar.

-Elena… siempre algún problema con Elena. Anoche me dijo que siempre estoy desentendido de lo que a ella le pasa. Me dijo que no la escucho, y lo peor: que a mí sólo me interesan sus favores sexuales… y ¿qué mierda son los favores sexuales?… casi me muero! ella me hace favores? ella no quiere nada conmigo? no tiene deseo de nada? cree que me favorece a mi?

-¿Usted qué cree?

-Yo cada vez quiero menos de ella. Está siempre con cara de insatisfecha, la invito a cenar y no le gusta el restaurante o la cara del mozo o el postre, vamos al cine y la película le parece que tenía escenas de más, o que fue demasiado extensa para el tema, hablamos de nuestros hijos y ella siempre está disgustada. Me parece que no quiere nada.

-Y usted qué quiere.

-Será que no la quiero más? Porque cuando dice que yo no sé lo que le pasa, está equivocada, sí sé. Está mal todo el tiempo y ni ella sabe porqué… hace dos meses le di la tarjeta de la psicoanalista que usted me indicó para ella, y sabe qué me dijo? “Si mi marido no me escucha, porqué me va a escuchar alguien que viene de parte de mi marido”… Así me dijo, en tercera persona: “mi marido”… yo era: “mi marido” de ella…

-Qué frase complicada que le quedó!

-Si, así de retorcida es nuestra vida. Me gustaría tener una mujer que me ame. Que me mire con cariño, que me sonría, que nos demos la mano para cruzar la calle… que me toque con los pies cuando me meto en la cama… esa mujer no es ni nunca fue Elena. Siempre tuve que acercarme a ella y ella claro, ahora me doy cuenta: me hacía favores! Soy un pelotudo. Para qué vivir con alguien que no me desea?.

-Si vive con alguien que no desea el favor se lo está haciendo usted a ella…

-Uhhhh… Santiago con sus 15 años me dijo ayer: “Papi, mamá vive en un frasco, no quiere ni al gato”, y me quedé pensando en eso que me dijo. Primero pensé que vive para ella, a los demás ni los mira, ni los quiere. Después me di cuenta que tiene varios frasquitos en su mesa de luz: calmantes, relajantes musculares, gotitas de flores de Bach que le da su amiga Niní (jajaja… ni, ni… así es Elena: ni esto ni aquello, jajaja)… tiene frasquitos de todo tipo, y pastillas y pastillitas… menos anticonceptivos, porque dice que le hacen mal… qué hija de puta! cómo puede ser que me estoy dando cuenta de estas cosas ahora…

-A veces uno siente que el cielo se está por caer, y se siente amenazado de alguna verdad… y a veces la verdad llega. El cielo se cae, y hay que bancar una tormenta que se venía formando desde hacía mucho tiempo, sin que uno lo percibiese.

-Ahora no me puedo hacer el boludo, llegar a mi casa a la noche y hacer como que no me di cuenta de todo esto…

-…

-Sabe de qué me acordé? cuando hicimos nuestras invitaciones de casamiento tuvimos una pelea terrible que casi nos cuesta el proyecto "boda". Elena puso sólo a los padres de ella como invitando. Mis viejos no existían… y no había encargado otras invitaciones donde tuviesen los nombres de mis padres… sólo ella cuenta, contaba.

-Y cómo se resolvió?

-Ella me hizo el “favor” de hacer otras con los nombres de mis padres y lo pagó ella.

-Y eso alcanzó?

-En el momento sí, pero evidentemente no, porque pasaron 17 años y mire de lo que me acuerdo hoy, y cada vez que mostramos las fotos del casamiento me acuerdo de eso y me dá una bronca!

-Tal vez la tormenta se venía armando desde hace demasiados años atrás, pero usted hizo de cuenta que las señales no tenían valor para usted.

-Siempre me gustó hacerme el boludo, pero cuando escuché la frase: te hago favores se me cayó el cielo encima…

-O se le hizo la luz.

-…

-Continuamos la próxima

martes, 19 de octubre de 2010

Todo tiempo pasado


Naturalmente, soy como todo el mundo, hago todo lo que digo que no se hace.
Naturalmente hago muchas cosas equivocadas y aunque terminen saliendo bien, no me olvido que partí de un error.
Creo firmemente en lo que pienso y comprendo: lo que prueba que todos tenemos alguna cosita en común con los delirantes.
Al igual que ustedes, yo tengo lo que tiene de delirante cualquier persona normal.
Naturalmente, soy como todo el mundo:
Vivo pensando en las cosas del pasado como si fuesen maravillosas. Sin ir más lejos: Ayer soñé con el zapatero de la esquina de la casa de mi abuela. Lo veía igual que siempre: un hombre encorvado, que miraba para abajo. Nunca le pude ver los ojos. Cuando recibía los zapatos rotos para hacer el milagro de arreglarlos, los observaba, sacaba el lápiz sucio de pomada que tenía apoyado en la oreja (que también estaba sucia de pomada) y anotaba: “mocasín marrón: 5 peso”… y cuando iba a retirarlo, no se equivocaba nunca. Le daba 5 pesos y él a cambio, los mocasines brillantes. Nunca le vi los ojos. Supongo que también eran marrones como los mocasines o la pomada marrón que se olía en toda la cuadra.
Para mí era un artesano brillante. No sé si existen zapateros como los de antes.
Naturalmente eran mejores, antes los zapatos iban varias veces al zapatero. El viejo ya los conocía como a sus parientes. Ya formaban parte de su negocio. Vivía sentado en un banquito con miles de zapatos a su alrededor.
Naturalmente era un hombre que miraba para abajo. Un zapatero. Y yo una niña que pensaba que el betún era un país de Asia menor o un veneno.
Naturalmente me equivoco, como todo el mundo.
Ahora sé que el betún es un pez delicioso que viene en latitas redondas. Si no me equivoco, antes las latitas tenían una llavecita… Las de ahora no.
Todo tiempo pasado fue mejor. No hay dudas.

martes, 12 de octubre de 2010

Sesión escrita de Marcos A.P



Hola Ana:
Le escribo mi sesión en plena madrugada, pensando que a las 8 la llamaré para pedirle que me dé un horario y poder hablar con usted, contarle mis miedos... esos que me están tomando la vida.


Me siento frágil. Pero confío en que me lea (me escuche) y algo pueda cambiar en mi vida.

Debería estar acostado en el diván para decir esto.

Hace muchos años una gitana me dijo: Ud. será feliz. Pero no me adivinó la fortuna, conmigo se equivocó. Las líneas de mi mano estaban borrosas o desviadas o seguramente me tuvo lástima y me mintió, como las gitanas saben.

Me siento un hombre desgraciado. El dinero no hace la felicidad, en mi caso no, ni en mi mano o mi bolsillo alguien puede ver la felicidad, ni en mis ojos, ni en mi futuro.

Hace días quiero escribirle. Poder sentarme y dejar que las palabras vayan apareciendo a su manera. No forzar nada, equivocarme y no sentir culpa amenazadora por eso.

No encontraba una razón para escribirle nuevamente, esta semana, y sé que preguntaría: ¿por qué precisa de razones para hablar en su análisis?... Ana, yo todavía no sé hablar de otra manera.

Hace días que el miedo a tener un accidente y morir, se ha ido transformando en ganas de matarme: dejarme caer por las ventanas de mi oficina, arrojarme al río en la Costanera Sur, o tomar veneno para ratas (a veces soy una rata asustada), pero todavía no tengo una buena razón para hacerlo. Estoy seguro que no lo hice por eso.


Mi vida es una paradoja absurda. Yo tengo muchas razones para vivir bien y para cuidar a mi mujer y a mis hijos. Tengo muchas razones para no matarme... pero esa idea no sale de mi cabeza....

¿Matarme? ¿Para qué? Y hasta me parece absurdo lo que me pregunto.


Ayer, mi mujer me dijo que está embarazada. Estoy contento con eso... Es todo una paradoja en mi cabeza... no me aguanto a mí mismo.

Hace mucho que queríamos tener otro hijo. Los dos venimos de familias muy numerosas, tenemos un buen pasar económico. Otra vez yo, dando razones, y razones.

Soy un loco adentro de un laberinto sin salida ni entrada. Soy un toro acobardado frente a un torero paralítico.


Uff... qué frase horrenda que puse... me acordé de mi viejo en la silla de ruedas dándo órdenes a las mucamas, como si fuese aquél hombre poderoso de los 50 años mandando a los empleados a cumplir con los horarios... torero paralítico...

La puta madre que me parió...

Ya sé... ahora me metí con mi madre!!!

Eso soy, hijo de padre paralítico y madre puta!

Ese es un laberinto.

Bueno... me voy a dormir. En unas horas te llamo para pedir otro horario....

Un beso...
Gracias por leerme.
Marcos A.P